La demanda eléctrica alcanza máximos de agosto por la ola de calor
A pocas semanas de terminar el verano, España ha registrado récords de temperatura en muchas partes de España. El aumento general de temperaturas y las diferentes olas de calor durante los meses de verano han generado una mayor demanda de la climatización en los hogares españoles. Pero ¿cómo afecta el calor al sector de las renovables?
Un verano cada vez más cálido
Este verano se han registrado en algunas partes de España temperaturas máximas de hasta 46,8 °C, según datos del Ministerio de Transición Ecológica. La temperatura media, de 24,8 °C empata con la del verano de 2003, aunque las máximas superan con creces las de hace 20 años.
Además, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología, durante los meses de julio y agosto se han registrado en la península y Baleares 4 olas de calor, y dos en las Islas Canarias.
Preocupación por la elevada demanda eléctrica
El récord histórico de demanda eléctrica en nuestro país fue durante un invierno, concretamente el 17 de diciembre de 2007, sobre las siete de la tarde, con 45.450MW. No obstante, este verano ha dejado cifras también preocupantes. El pasado 20 de julio se registró una demanda de 36.154 MW sobre las 14h27. La cifra más alta registrada en el mes de agosto fue el pasado sábado 19 con 37.279 MW.
Se registra un pico de consumo en el uso del aire acondicionado especialmente a la hora de comer, entre las 12h y las 15h. No obstante, esta alta demanda se ha cubierto en gran parte por energías renovables. La fotovoltaica ha cubierto un 37% de esta demanda en agosto.
El cambio climático y el aumento de temperaturas
Actualmente, vivimos en un planeta altamente contaminado, debido a actividades como la quema de combustibles fósiles, la emisión de grandes cantidades de sustancias contaminantes a la atmósfera, la tala de bosques o la generación excesiva de residuos, entre otras.
El calentamiento global se produce debido a la gran cantidad de gases de efecto invernadero que se concentran en la atmósfera. Estos, alteran el efecto invernadero natural de la Tierra, aumentando las temperaturas y generando las conocidas ‘olas de calor’.
Los veranos cada vez más cálidos son una de las consecuencias directas del cambio climático, y es por ello por lo que cada vez es más evidente la urgencia en la toma de medidas medioambientales. Solo así podremos frenar y rebajar los efectos del cambio climático y preservar un planeta limpio para las futuras generaciones.
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