Instalar paneles solares, una solución sostenible
Ambos se utilizan como si fueran fuentes de energía inagotables y los contaminantes que emiten a la atmósfera hacen peligrar el medio ambiente. Por eso, se podría decir que hemos perdido totalmente el control de la energía que consumimos. Esto se debe principalmente a dos factores: el primero y más claro de todos es que nosotros, los ciudadanos, no somos los propietarios; el segundo, es de la evolución del abastecimiento de los países productores.
Todas las subidas de precio y luchas políticas y económicas por el consumo del petróleo, el encarecimiento de la electricidad, etc. derivan de la escasez de estas energías. La solución al agotamiento de los combustibles fósiles son las energías renovables (energía solar, biomasa, eólica, etc). Básicamente, son flujos energéticos que se pueden considerar inagotables: no están controlados por nadie y por mucho que se consumen no disminuyen.
La transición energética es el proceso que abandona los combustibles fósiles por energías renovables
La democratización de la energía es un concepto social, cultural, político y económico que garantiza a la ciudadanía tener el acceso. Se basa en la reducción del uso de combustibles fósiles y en ayudas para incentivar a la ciudadanía a tomar el control de su consumo energético. Abre la puerta al autoconsumo, haciendo que el ciudadano lidere esta transición hacia un nuevo modelo sostenible y descentralizado.
La transición energética pues, es posible gracias a la participación de diferentes actores: prosumidores (consumidores que también producen), cooperativas, asociaciones, municipios y ayuntamientos que reemplazan las empresas eléctricas por el uso de energías renovables. Sin duda, esta transición se necesaria para afrontar la crisis climática que vivimos.
El autoconsumo es la solución
El autoconsumo energético permite tener el poder regulador de la energía que uno consume. El ciudadano no tiene que depender de ningún factor externo ni preocuparse por la subida anual de la luz, pues es él quien controla y gestiona su propio consumo.
Este nuevo modelo energético convierte, pues, la ciudadanía en protagonista. Hoy en día, gran parte de la población todavía desconoce el funcionamiento de esta fuente de energía, hecho que dificulta el paso al autoconsumo. Por este motivo, hay que abordar el problema desde la educación y la formación por la participación, y motivando la corresponsabilidad ciudadana.
El autoconsumo fotovoltaico tiene que ir ligado a un giro social. Hay que aprovechar el desarrollo tecnológico para llevar a cabo este cambio en que se priorice el medio ambiente y la ciudadanía, por delante de la economía. Y es de esta necesidad de donde surgen iniciativas como el autoconsumo colectivo, con el que la energía de una instalación de autoconsumo fotovoltaico puede ser consumida de manera compartida entre una comunidad de vecinos, sea en una urbanización de casas o en un bloque de pisos.
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