
De 51 mil millones a 0: el reto de las emisiones de CO₂
Uno de los principales frentes abiertos en la lucha contra el cambio climático es, sin duda, las elevadas emisiones de CO2 que emitimos anualmente como consecuencia de nuestras actividades diarias. Para poder entender la magnitud de la problemática, es necesario comprender de dónde proceden para entonces saber qué podemos hacer para mitigar el impacto.
¿Por qué las emisiones de CO₂ son el problema?
Según los informes del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC en inglés), la humanidad libera cada año 51 mil millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. Esto supone un problema si se quiere lograr el objetivo de limitar a 1,5ºC el aumento de la temperatura media global. Para alcanzar esa meta, las emisiones deberían reducirse a cero.
Así se ve el reto que tenemos entre manos:
I know some like to be optimistic, keep the 1.5°C dream alive. It is 2022 now & we are no where near on track to reduce fossil CO₂ emissions ~50% by 2030.
— Glen Peters (@Peters_Glen) January 6, 2022
Most of the emissions drop in 2020 rebounded in 2021, & all indications are emissions will grow in 2022.
Wrong direction! pic.twitter.com/iFQ9b2zlOJ
Se ha comprobado que el causante del calentamiento global son los gases de efecto invernadero (según la RAE, aquellos gases de la atmosfera que absorben y emiten radiación infrarroja). Uno conocido por todos es el CO₂ o dióxido de carbono. El problema no es la presencia en si de este gas en la atmósfera, sino el exceso de esta. La actividad humana genera CO₂ en exceso, lo cual provoca una rotura del ciclo del carbono y un desequilibrio de los ecosistemas del planeta.
El ciclo del carbono y su papel en el cambio climático
Es importante conocer el funcionamiento del ciclo de carbono para entender la situación climática actual. Consiste en la constante emisión y absorción del CO₂ a través de los ecosistemas y procesos propios de la naturaleza. Por ejemplo, árboles, océanos y microorganismos absorben CO₂, mientras que humanos y otros procesos químicos naturales lo emiten. De esta forma comprobamos que la naturaleza es capaz de transformar el CO₂ en vida.
El problema es, como decimos, el exceso de CO₂, que se remonta años atrás. Ya desde la revolución agrícola, y sobre todo con la revolución industrial, empezamos a romper este balance de dióxido de carbono, creando así el famoso efecto invernadero. La quema de combustibles fósiles, entre otros, se iba liberando a la atmosfera, provocando un aumento de las temperaturas y, en consecuencia, un cambio climático acelerado.
El famoso gráfico de Ed Hakwins ilustra de forma muy clara el incremento de la temperatura del planeta desde la revolución industrial. Cada línea vertical representa un año y cuanto más rojo el color, más cálida es la temperatura. El último bloque son las predicciones ante dos escenarios futuros que dependen de nuestras acciones. El primer escenario es uno en el cual conseguimos reducir a cero las emisiones y limitar el aumento de la temperatura a 1,5ºC. En el otro lado, vemos las temperaturas en el caso de no reducir el 100% de las emisiones en 2050.
Changes in global temperature from 1850-2090 represented by coloured stripes.
— Ed Hawkins (@ed_hawkins) December 15, 2021
Our planet has already warmed by 1.2°C, mainly due to burning fossil fuels.
Our choices over the next decade & beyond will determine our future.
Rapid actions now mean smaller climate consequences. pic.twitter.com/JByEbqJgu4
En definitiva, el exceso de emisiones de CO₂ hace que la naturaleza reduzca su capacidad de absorción y de regeneración. De esta forma, un exceso de dióxido de carbono causa un aumento constante de la concentración de CO₂ en la atmósfera.
Nos encontramos en un punto de inflexión climático. No solo debemos dejar de producir dióxido de carbono, sino que, a su vez, deberíamos dar con la tecnología que nos permita absorber a gran escala parte del CO₂ que se encuentra en la atmosfera.
Conciencia climática y la apuesta por la fotovoltaica
En un momento de innegable emergencia climática, debemos apostar por recursos respetuosos con el planeta y que generen el mínimo de emisiones de CO₂ posibles a la atmosfera. Los expertos afirman que la clave para reducir drásticamente las emisiones es, en primer lugar, la eficiencia; y, en segundo lugar, la transición energética.
Progresivamente, se van tomando medidas para reducir emisiones y avanzar en el camino de la descarbonización. Una de las medidas más importantes es la apuesta por las renovables. Es por ello por lo que SolarProfit apuesta por la energía solar fotovoltaica, un recurso renovable que no perjudica al planeta.
Si tú también quieres apostar por la fotovoltaica y dar un paso al autoconsumo, no dudes ponerte en contacto con SolarProfit. Nuestros expertos te asesorarán para dar con una solución a medida que de cobertura a tus necesidades energéticas. Únete a la Comunidad con la Cabeza Bien Alta con SolarProfit.